Existen muchos tipos de moscas alrededor del mundo, dependiendo de su alimentación y ubicación.
Todas las moscas, sin importar su familia o hábitat, tienen un impacto considerable en el ecosistema que
habitan. Ayudan al consumo y eliminación de cadáveres y materia fecal, son parte esencial de la cadena alimentaria.
Las moscas se pueden clasificar de acuerdo a factores como ubicación o tipo de alimentación.
La mosca ha obtenido su nombre debido a su alimentación, las plantas frutales ayudan su crecimiento.
Ya sea en la etapa larvaria o en su forma adulta, esta mosca depende de las frutas para desarrollarse.
Pueden ser encontradas en climas variados, además de que pueden rodear plantaciones de frutas o selvas cálidas.
La mosca de la fruta cuenta con tres variantes que han sido bautizadas como: mosca del olivo, del vinagre y del mediterráneo.
El color de su cuerpo puede variar presentando tonalidades amarillas, naranja, café o negro e incluso algunos ejemplares presentan una combinación entre los colores antes mencionados. De igual forma, está cubierto por pelos o cerdas.
Las partes de la mosca de la fruta están claramente identificadas y se pueden diferenciar fácilmente con una simple ojeada.
Su cabeza es grande y ancha, que puede estar recta o inclinada hacia la parte de atrás, con unos ojos grandes generalmente de color verde luminosos o violeta. Las antenas son de tipo decumbente, es decir están recostadas sobre la cabeza, formando 3 segmentos. Estas son cortas y con aristas.
Su aparato bucal es probóscide, lo que significa que es alargado como si se tratara de una trompa, es carnoso con el cual se alimenta.
En general, las hembras depositan sus huevos en el interior de los frutos, en los tallos en desarrollo, o bien en el capítulo de ciertas flores; las larvas se alimentan del tejido hasta desarrollarse por completo y la pupación ocurre usualmente en el suelo, o en las mismas estructuras donde se alimentan; finalmente los adultos emergen para aparearse y dar lugar a otra generación.